Con lágrimas en los ojos, cruzando la pista para regalar sus guantes al
público y con una emoción que quizá no mostró en los tres anteriores,
Sebastian Vettel logra en India su 36ª victoria en F1 y se proclama
campeón del mundo por cuarta vez. Los registros conocidos tiemblan al
paso del joven alemán de 26 años.
Sólo hay ya dos pilotos por delante en título, Fangio y Schumacher y
sólo tres en triunfos parciales, como son Prost y Senna, pero nada
parece resistírsele al piloto de Red Bull, que dio otra exhibición en el
Buddh Circuit.
Fue una carrera extraña por esos Pirelli blandos que se diluían en
apenas cuatro vueltas. Vettel no esperó ni a eso y de deshizo de ese
compuesto en la segunda. Desde allí inició una remontada al estilo Abu
Dabi 2012, apoyado en una mecánica incontestable. Remontó del 17 al 4º
en sólo diez vueltas., al segundo, en 20, y al primero definitivo en la
33.La cruz del día fue para Fernando Alonso, que fue tocado por Webber en
la primera curva, con lo que su ala delantera quedó dañada. Una parada
extra, nada más empezar, arruinaba toda su estrategia a paso cambiado y
todas sus opciones de podio. Remó en el tráfico con poca fortuna y acabó
fuera de los puntos (11º), su peor resultado desde Gran Bretaña 2010,
acabando la prueba. De aquello hace 64 carreras.
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